Voy a resumir para no aburrirlos.

Del proyecto inicial quedaron jirones, sin embargo su espíritu pervive.

Continuidad de los parques, transmutó en De los parques. Y hoy nuestro proyecto se llama… ¡cha-chán! Siga leyendo y entérese.

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En el mientras tanto pasaron cositas.
Una de ellas, fue el intento fallido de adaptar a versión audiovisual el cuento de Cortázar. Los burócratas metieron la cola y ya vieron cómo terminó. Aprendan de nuestros errores, y no lo hagan en sus casas.

El plan B –De los parques– fue una respuesta posible. Teníamos algo. Por el momento era solo un guion de 42 páginas.

Pero uno de los objetivos de nuestro proyecto en ciernes era que lo que produjéramos debía poder emplearse como recurso pedagógico para nivel secundario y primeros años de la universidad.

El proyecto pondría bajo su paraguas cuestiones de la literatura fantástica. En especial, literatura fantástica argentina, con potencial para expandirla a lo regional. Julio Florencio era el puntapié, pero detrás de él podrían venir otros. Jorge Luis, Adolfo, Silvina, quienes sean.

En las reuniones del workshop fuimos entendiendo la necesidad de introducir otros conceptos y enriquecer la propuesta.

Podríamos generar un universo narrativo más amplio y que, a modo de contenedor, alojara distintos contenidos, distribuidos en los formatos que consideráramos adecuados, y que funcionaran tanto consumidos (qué palabreja fea!) en conjunto como individualmente.

Es decir, introducir un diseño narrativo transmedia o transmedia storytelling, si les gusta decir las cosas en inglés.


Así es como nació Lumbral. Pero eso, se los cuento en otra ocasión.