Las meninas de Velázquez funciona como una re metalepsis porque si se quedan un rato y lo miran bien hay un intenso traspaso entre marcos. De hecho, está lleno de marcos.

El pintor está pintando a la pareja real, mira hacia donde estamos nosotros (los espectadores somos los estamos en el lugar del rey y la reina, somos los soberanos weaaa); en la pared de enfrente nuestro se ve un espejo (un marco) que refleja a los reyes Felipe IV y Ana de Austria que están siendo retratados (son solo un reflejo en el espejo).

Y para colmo, aparece en escena el artista, Diego de Velázquez, re producido (ni ahí que usaba esa ropa para pintar) que asoma detrás del bastidor pincel en mano, como un protagonista más. Una escena de pintura de los reyes es la excusa para un autorretrato del pintor.

Podemos seguir hablando de este cuadro durante horas. Madness! Acá hay un texto de Fucól que está re piola leer sobre las Meninas.