Después de dos años retomo este blog.
Ya sé que los blogs ya fueron hace mucho pero es un antiguo formato que me gusta. De chiquita la veía a mi mamá Elizabeth (mirá el nombre que te pusieron, reina) publicar cosas en blogspot cuando era furor. Hoy escribo acá como quien tira al mar un mensaje en una botella.
La última entrada que escribí fue en 2019. Tenía 17 años y cursaba 4to año del Colegio Mariano Acosta. Soy egresada del mismo colegio donde estudió Cortázar. Hubo otros ilustres aburridos que pasaron por ahí como Marcelo T. de Alvear que fue presidente de la nación.
Siempre fui una gran lectora. En el Acosta tenía una profesora de Literatura, la Zamudio, que era buena onda y me introdujo al fantástico mundo de Julio Cortázar. Alguna vez, si junto ganas, puede que cuente algo sobre ella…
Hoy, a los 20, formo parte de un grupo de estudio de la Facultad de Comunicación Social de la UNQ (Universidad de Quilmes para quien no se enteró). Estamos desarrollando un proyecto super ambicioso. ¡Y tiene que ver con Cortázar!
Les dejo algunas fotos de Julio Florencio para que entiendan por qué me hice su amiga de entrada.
Amaba el jazz. Tocaba tan mal la trompeta que tuvo frecuentes problemas con vecinos. Ja! Cuando hacía karaoke con mi sista me pasaba lo mismo, literal.
Esto no es una pipa.
Compartiendo el postrecito con Flanelle (Franela, entre nos). Es igual a mi gata. <3